| No necesito ropa; |
| me arropa el olor de ayer
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| No necesito ropa; |
| me arropa el sabor a miel
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| No necesito que haya nada entre tu y yo: la piel
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| No necesito nada de tu corazón: beber…
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| Quedamos cerca del suelo, a la altura de tu cintura
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| O quedamos cerca del suelo, donde se refleje la luna
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| -¡Que prado tan bonito! |
| ¡Ahí podemos revolcarnos!
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| Y llegaron mil mosquitos, y se pusieron a picarnos
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| En lo alto del culito, y nos fuimos dando saltos;
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| Éramos como dos ranas en busca de un solo charco
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| Y se desarma la luna, sólo con tocarla
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| Se enciende la luz que hay dentro la charca
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| Como dos gotas de agua, de distinta nube
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| Que bajan y que suben
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| Quedamos cerca del suelo, a la altura de tu cintura
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| O quedamos cerca del suelo, donde se refleje la luna
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| ¡Mira qué bar tan bonito! |
| ¡Podemos emborracharnos!
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| Estaba lleno de amigos, y empezaron a invitarnos;
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| Se puso a cantar el Fito, y nos fuimos dando saltos
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| Con el corazón blandito, subiendo hasta lo mas alto…
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| Y se desarma la luna, sólo con tocarla
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| Se enciende la luz que hay dentro la charca
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| Como dos gotas de agua, de distinta nube
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| Que bajan y que suben
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| Quedamos cerca del suelo, a la altura de tu cintura
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| O quedamos cerca del suelo, donde se roce la luna
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| Busco como el agua, una bajada, y me dejo caer
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| Derechito hasta tus pies
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| Juntos, somos como cataratas puestas del revés
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| Y volver p’arriba otra vez
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| Monto de bajada en tu mirada y me dejo llevar
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| Por delante y por detrás
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| No queda en pie ni una regla que no podamos saltar
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| Ni limite por atravesar
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| Quedamos cerca del suelo, a la altura de tu cintura
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| O quedamos cerca del suelo, donde se refleje la luna
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| Quedamos cerca del suelo, a la altura de tu cintura
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| O quedamos cerca del suelo, donde se roce la luna |